San Juan – Estoy devastada, absolutamente devastada con el último caso de feminicidio que se ha reportado en Puerto Rico. Pero sé que mi devastación no devuelve a Andrea a su familia. Este asesinato coloca nuevamente de relieve que la violencia de género es un problema de todos y todas y tiene que atajarse desde la raíz. ¡Y tiene que atajarse ya!
Nos matan por ser mujeres. La misma escena del crimen de Andrea nos envía el mensaje de que los cuerpos sin vida de las niñas y de las mujeres son inferiores. Estos feminicidios no son casos aislados. Son el resultado de una sociedad que normaliza la violencia contra la mujer a través de actitudes machistas y conductas aprendidas que se cuecen desde el hogar, el trabajo y la comunidad; una sociedad que consume en las redes sociales y los medios de comunicación las bromas y los comentarios misóginos, y que crece en un sistema educativo que decide ignorar principios básicos de igualdad con la perspectiva de género.
Aún si el sistema de justicia -es decir el Departamento de Justicia a través de sus fiscales, la Policía de Puerto Rico, y el Poder Judicial- actuaran de manera acertada en todo momento –lo que no siempre es posible– todavía existiría el problema de violencia de género. Por eso hay que entenderlo y atenderlo de raíz.
La violencia en contra de las mujeres y el discrimen no se acaban de un día para otro. Requiere acciones concertadas de todos los sectores y desde ámbitos distintos. Esto es un problema de País, y hasta que no lo entendamos y lo atendamos en toda su complejidad, no podremos detener estas muertes. En lo que compete al Poder Judicial de Puerto Rico, hemos hecho lo indecible para atender el asunto de violencia de género con la urgencia y la sensibilidad que amerita. Tenemos un rol imprescindible e indelegable de frenar la violencia, brindar seguridad a sus víctimas, y sancionar a los agresores. Por eso, ya sea a través de las salas especializadas, los adiestramientos a jueces y juezas, la educación a la comunidad y los acuerdos colaborativos, este asunto ha sido prioritario. No obstante, nos queda mucho por hacer. Ese es nuestro compromiso y hoy lo reiteramos.
Ante la magnitud de este asunto, cité una reunión de emergencia con el Director Administrativo y los Jueces y Juezas Administradores(as) de las trece Regiones Judiciales para evaluar y discutir el manejo de los casos de violencia de género que se presentan ante los tribunales. En cuanto al caso particular de la joven Andrea Ruiz Costas, designé además un comité para que evalúe con carácter de urgencia toda la información, documentos y grabaciones de las distintas vistas que se celebraron. Asumiremos nuestra responsabilidad sin excusas, rendiremos cuentas al País y haremos todo lo que corresponda. Tienen mi palabra.